Hoy rescatamos otra de las mágicas leyendas que esconde la ciudad de Granada.
Granada es una ciudad abierta a sus visitantes. Una ciudad joven y llena de vida. Gran parte de esta vida la encontramos en los jóvenes estudiantes que año tras año eligen Granada como destino de estudios. Es algo muy positivo y de lo que Granada se enorgullece pero si queremos conocer la Granada pura, tenemos que andar hasta barrios como el Sacromonte.
Barrio gitano
Granada le debe mucho a todas las culturas que han pasado por esta tierra. Al pueblo gitano le debemos la cultura del amor.
El origen de la historia que hoy traemos es desconocido. Es una leyenda de amor en el Sacromonte por lo que podemos deducir que los vecinos gitanos pueden tener que ver con su creación.
Sacromonte
El barrio del Sacromonte, en la ciudad de Granada se encuentra en la ladera del monte hermano al de la Alhambra. El nombre, que significa literalmente «monte sagrado», revela parte de su idiosincrasia. Gran parte del barrio está excavada en la propia montaña ya que los habitantes originales del barrio viven en cuevas.
Uno de sus numerosos sitios de interés es la Abadía del Sacromonte. Famosa por esconder entre sus muros los restos de los seguidores del apóstol Santiago, también esconde algún que otro secreto.
Leyenda
Descendiendo a las catacumbas de la Abadía del Sacromonte nos invade un frío propio de los lugares tan cargados de misticismo. Allí encontramos 2 piedras, una negra y otra blanca. A cada una de estas piedras se le atribuye un efecto mágico distinto. Uno de ellos es negativo y el otro positivo. Si estás en Granada te recomendamos que visites la abadía a tocar una de las piedras y a continuación leas el siguiente párrafo, en el que explicamos el efecto de cada una.
Piedra negra, piedra blanca
Según la leyenda la blanca es la que tiene el poder de hacer que te alejes de la persona que amas. La negra, por el contrario tiene el poder de que encuentres tu media naranja.
Si has tocado la piedra blanca, podemos decirte que mucha gente va a la abadía para tocar la piedra blanca en pareja y a continuación tocar la negra.