En Carrera del Darro, entre las colinas de la Alhambra yel barrio del Albaicín de Granada, hay un emblemático palacio renacentista que se construyó el 1539, la Casa de Castril. Este edificio, que era la casa antigua del Museo Arqueológico, cuenta con una leyenda de las más nostálgicas de la ciudad de Granada. Hoy queremos compartirla con vosotros.
Cuando nos acercamos podemos ver que en la segunda planta, en la esquina que tiene la vista al Paseo de los Tristes hay un balcón ciego. Encima de ese balcón hay una frase que dice “Esperando la del cielo”. Ese palacio perteneció a Hernando de Zafra, el secretario de los Reyes Católicos, quien quería construir una casa bonita con una vista increíble que sería muy atractiva para la gente. Hay muchos secretos y leyendas sobre este palacio. Una de ellas habla de una chica vestida con ropa blanca de la Edad Media que vagaba por las habitaciones llorando y sollozando.
Según cuenta la leyenda, era la hija del viudo Hernando de Zafra, Elvira, enamorada del joven Alfonso de Quintanilla desde antes de cumplir los 18 años. Ambas familias eran rivales, por lo que tenían que verse en secreto.
Un día, aprovechando la ausencia de don Hernando, los amantes se encontraron en la habitación de Elvira. La suerte quería que el noble volviera más temprano de lo normal a casa. Un sirviente alarmó a la pareja de su vuelta y el joven Alfonso trató de salir por el balcón. Sin embargo, el padre encontró al joven en el piso de su hija y creyó que era su amante.
Estupefacto por la situación y sin escuchar al sirviente, le ahorcó en el balcón, que hoy está amurallado. «Colgado quedarás, esperándola del cielo», le diría Hernando de Zafra e hizo esculpir la inscripción ‘Esperándola del cielo’ encima del balcón como aviso a todos los que trataran de pretender a Elvira. Incapaz de ver la luz del día, Elvira se quedó encarcelada en la casa de su padre. La leyenda añade que la muchacha, desesperada por su encierro, decidió suicidarse ingiriendo veneno.