¡Vaya, vaya! ¡Qué laberinto el de las preposiciones! Esas pequeñuelas, que a menudo ni notamos, son en realidad las que mueven los hilos detrás del telón de nuestras conversaciones. Si te has preguntado alguna vez por qué “soñar con” no es lo mismo que “soñar en”, o por qué decimos “pensar en” y no “pensar…