Se puede emplear en sentido literal (el tiempo atmosférico) y metafórico. Referido al físico humano, aconseja no hacer notar los gestos que pueden reflejar nuestra decepción ante cualquier suceso. Referido al comportamiento, recomienda mantener el temple y no desanimarse cuando se presentan contrariedades y momentos difíciles, pues, pese a no poder cambiar la situación, se puede cambiar la actitud.