Al provenir de un pueblo de culturas populares tan ricas y diferentes es difícil conocer con seguridad cuál es el origen verdadero del nombre de la Alhambra. Sin embargo, hay dos teorías que los historiadores han señalado. ¿Cuál es tu historia favorita?
Al Hamra
La palabra Alhambra proviene de la palabra árabe al-Ḥamrāʼ, cuyo significado es «la roja», aunque el nombre completo era al-Qal’a al-hamra, que significa «fortaleza roja». Parece ser que la historia ha querido darle el protagonismo que merece y nombrarla como la única, la Roja . De hecho son los árabes los que usan esta forma de llamarla.
No hay duda de la relación entre las palabras actuales, castellanas y árabes para nombrar la Alhambra pero, ¿de qué historia proviene eso de La roja?
De dónde viene
Lo primero que hay que saber es que la Alhambra era blanca. Esto descarta las teorías sobre el origen de la palabra que tiene casi todo el granadino en mente. Hay dos teorías principales que han llegado hasta nuestros días sobre el origen de la palabra Alhambra:
Por los pelos
Muhammad I de Granada, más conocido como ibn Al-Ahmar («el hijo del rojo», el hijo del pelirrojo). La Alhambra, según esta teoría heredaría su nombre del color del pelo que también heredó el rey de Granada.
Por el fuego
La intensidad del carácter andaluz, de los granadinos en especial es muy conocida en la cultura española. En la cultura la poesía que existe alrededor del fuego ha tenido siempre un hueco. El flamenco es, de hecho, una prueba muy viva de toda esa intensidad, de todo ese fuego que tanta relación tiene con nuestra cultura.
Se habla de que los granadinos comenzaron a llamar La roja a la fortaleza nazarí por la cantidad de fuegos que teñían de rojo las encaladas paredes blancas. Se habla de que eran muchas las obras que se realizaron y por la noche, para alumbrar a los obreros, se encendían fuegos que daban color y nombre al lugar.
La castellanización y modernización
La transformación que sufrieron todas las palabras árabes para llegar a su fórmula castellana es muy simple. Las palabras que el castellano coge del árabe, no pocas, se han adaptado simplemente a maneras de pronunciar más sencillas para los castellanos. A Alhambra tan solo se queda una «b» para generar una fluidez española. Palabras como Alhamar (Alhamar es castellanización del apodo del padre del rey Muhammad I, «Al-Ahmar») es tan sólo una unión entre las palabras.
Hoy en día también se sigue jugando con el nombre de la Alhambra. Uno de los grupos de grafiteros más famosos de la ciudad , de hecho, toma el nombre del emblema de la ciudad, eso sí, algo modificado .