Este dicho lleva un sentido un tanto oculto que hace que esta frase se utilice tanto en sentido positivo (para elogiar la inteligencia de alguien), como en sentido negativo (para hacer ver que si alguien no se entera de lo que intentamos explicarle, es porque no quiere o hace como que no quiere entender lo que se le intenta decir).
Proviene de la sentencia de Plauto: «Intelligenti pauca», que viene a señalar, que quien posee un buen entendimiento no necesita largas explicaciones para comprender algo.