Es la expresión favorita de los más precavidos.
Este refrán nos quiere decir que es mucho mejor evitar que algo malo suceda antes que tener que solucionarlo una vez que ha pasado. Es decir, es preferible tomar las medida necesarias antes, que no tener que arreglarlo después.
También encontraréis la variante «más vale prevenir que lamentar», que significa exactamente lo mismo.