En este caso, nos fijaremos en un aspecto intrínseco (es decir, inseparable) de las moscas. Lo pesadas que son, lo inagotables que son, siempre están ahí, detrás de la oreja y cuando intentas aplastarlas, escapan zigzagueantes para después volver y dejar en nuestros oídos un zumbido que suena a carcajada burlona.
Cuando alguien dice que «tiene la mosca detrás de la oreja» es que se teme algo, que está enfadado por algo, que hay algo que no le deja tranquilo, que tiene el presentimiento de que algo no va o no va a ir bien. También se usa cuando no puedes dejar de pensar en algo, cuando le das muchas vueltas a una cosa y no terminas de resolver. Realmente es como si sintieses que esa cosa que te preocupa zumba en tus oídos y no te deja pensar en otra cosa porque no puedes dejar de pensar en ella.
Si presentís que os van a echar del trabajo, que alguien está tramando algo a vuestras espaldas, que va a suceder algo inesperado… tenéis la mosca detrás de la oreja.