Los garbanzos deben estar a remojo toda la noche, el bacalao durante dos días y el guiso debe hacerse de un día para otro, así es como está realmente bueno, de modo que conviene planificar el trabajo con cierta antelación.
- Poner a remojo los garbanzos la víspera.
- Al día siguiente, poner una cazuela con agua, el aceite, los ajos, el laurel, el puerro y la cebolla.
- Cuando hierva el agua, añadir los garbanzos previamente lavados. Dejar hervir, y bajar el fuego, dejando cocer por espacio de 2 horas, añadiendo agua caliente si fuera necesario. Al final de la cocción, añadir el bacalao troceado y las espinacas salteadas con ajo. Poner a punto de sal y servir muy caliente.
Variantes del plato:
Es muy tradicional acompañar este plato con huevos duros partidos en cuatro y flotando sobre el guiso. Quizás sea siguendo la costumbre judía de los Guebos Haminados del Seder. No es que sean imprescindibles, pero tampoco están mal.